Por Rubén H. Alice
Politólogo
Una tibia tarde de la primavera francesa, un 15 de abril de 1794, en Paris, la máxima dirigencia de la Revolución Francesa” mandaba al cadalso a George Danton, sin duda uno de los principales inspiradores de aquella revolución. En dicha situación Dantón supo enfrentar la muerte con gallardía, y cuando enfrentó la guillotina miró hacia el despacho de Robespierre, a cargo del gobierno revolucionario, y le espetó “ De lo único que me arrepiento es de irme antes de la rata de ti, Robespierre”, fiel a su estilo confrontativo y principista, sostendría su dignidad hasta la muerte, desafiando al injusto tirano que lo condenara.
Pasados 144 años un caso parecido ocurriría en una fría tarde de marzo de 1938 en Moscú, cuando fuese fusilado unos los hombres más esclarecidos de ese lúgubre proceso llamado “revolución de octubre”, Nickolay I. Bujarín, el economista que por tener ideas encontradas con dictador José Stalin sería encarcelado, torturado y ejecutado “por traición”. Lo llamativo de aquella tarde fue que mientras Bujarin marchaba al paredón de fusilamiento, lo haría gritando que se debía seguir apoyando al camarada Stalin, ya que aquel era el camino que debía seguir la revolución
Dantón sería recordado hasta en los libros del colegio, en tanto Bujarín caería en el olvido. Enfrentar la muerte con dignidad no es el mismo precio que hacerlo indignamente.
Más cercano en el tiempo, en nuestra querida Argentina, desde el gobierno “libertario”, sus máximas autoridades no han escatimado en “tirar por la ventana” con fusilamiento mediático, como le llaman ahora, a decenas de funcionarios, a los que ellos mismos habían colocado en sus mandos.
Sin embargo, conociendo a sus personajes, no llama tanto la atención las maltratadoras actitudes de LLA, sino que lo sugestivo de estos casos termina siendo la pasividad que une, como común denominador, a los echados del poder. Estos condenados a abandonar el paraíso libertario, a pesar de ser expulsados de manera deshonrosa, saludados con calificativos despreciables y procediendo indecorosamente, lejos de demostrar su enojo o contradicción, se van cantando odas al gobierno, agradeciendo al presidente haberlos convocado, y otras benevolentes declamaciones por el estilo. Un ejemplo de ello, a poco andar del gobierno, fue el ex Intendente de La Plata, Julio Garro, quien habría conseguido conchabo al lado del adalid de la indignidad Daniel Scioli, que fuese expulsado por emitir su opinión sobre un episodio que involucró a futbolistas de la selección argentina .Garro fue echado por whats app por el Presidente luego de los ataques de un bloguero “libertario”. Asombrosamente, ante su expulsión, el dirigene del PRO dijo estar “agradecido al Presidente por permitirle formar parte de su equipo”. Otro caso emblemático fue la expulsión de la ex Canciller Diana Mondino quien tras ser eyectada dijo estar conforme y que “acompañara al presidente desde el lugar que sea”
Muchos son los casos parecidos a estas indignas muestras de obsecuencia, pero la más sugestiva sin duda es la de Ramiro Marra, uno de los creadores de LLA y cabeza del partido en CABA, cuya expulsión esta semana asombró a propios y ajenos, ya que ante esta situación, Marra exclamó que “seguirá apoyando a su amigo el presidente” a la vez que exclamaba ¡Viva la Democracia! ¡Viva la Libertad carajo!
De los expulsados del entorno gubernamental, en estos tiempos de gobierno de LLA, que han sido muchos, solo un dirigente de LLA se atrevió a hacerles frente a la jauría de blogueros indocumentados y al entorno obsecuente de cortesanos que rodean al presidente Milei, el Senador Nacional Francisco Paoltroni. Fue él, quien no solo se mantuvo firme en su posición, contraria al resto de sus pares de bloque, ante la orden de votar el nombramiento de un juez de prosapia cuestionable, candidato a integrar la Suprema Corte de la Nación, mediante espúreos acuerdos de los “anticasta” con los “kirchneristas”, sino que el Senador enalteció sus argumentos, pagando con la expulsión del “primer círculo” la defensa de sus principios, y no abandonó la pelea para irse a la casa a esperar que lo vuelva a llamar el “gran father” o la “gran mother”, vaya a saber , sino que esta en guardia para la pelea política.
En estos tiempos que corren, al parecer , la dignidad y el honor han perdido valor en la Argentina en una clase política mendaz donde la mayoría de ellos son fervientes adherentes a un comportamiento pusilánime a lo Bujarín. Claro que hay excepciones cuyo comportamiento altivo recuerdan más al líder de la Revolución Francesa, que sin duda representa el Senador Francisco Paoltroni.