Por Andrés Fiandesio
¿Sabes cuál es la diferencia entre un loco y un genio?, el resultado. Así recorría estudios de televisión benévolos el actual presidente, con los puños llenos de latiguillos de utilería, en una obra de teatro lisérgica.
Yo diría que la diferencia entre un loco y un genio es claramente la genialidad. Toda vez que muchos genios tienen mucho de loco. Y la gran mayoría de los locos, no tienen ninguna genialidad.
Claro, resulta de mucha conveniencia sostener la falacia siendo un loco tan indisimulable como inevitable.
Y veamos, si se pretendiera hacer valer esta falacia pícaramente (tramposamente), Javier Milei no gozaría de genialidad alguna. Ya que en el mejor de los casos los resultados de su mandato serán muy malos; porque la única búsqueda bondadosa de estas políticas de derecha, aplicadas con accionar fascista, es la estabilización de la macro economía. Virtud económica preferible, pero que ofrece su mejor virtud en contextos de igualdad social y económica. Situación de la que carecemos en nuestro país, y aún muchísimo más después del tsunami Milei; que intencionalmente está licuando el poder adquisitivo, los ahorros y la situación laboral de la ciudadanía de a pie. Tan solo con eso, y sin necesidad de desregulaciones, es suficiente para engordar, hasta la morbidez, la supremacía de los más fuertes en la selva del capitalismo. La codicia y la gula de los poderes concentrados de la economía la quieren toda, hasta la última migaja. Si pudieran (y lo intentan) barrerían con la escoba de la represión y el hambre, las migas de la protesta, la organización social y el cooperativismo.
La diferencia entre la desfachatez y la vulgaridad es la vulgaridad; entre el histrionismo y la violencia es la violencia.
La diferencia entre gobernar y la tiranía, es la derecha.