Bahía Blanca duele, desde el viernes pasado la agenda política giró y se centró en las acciones vinculadas a ayudar y reconstruir la ciudad del sur de la provincia de Buenos Aires. El Presidente Javier Milei viajó este miércoles luego del posteo de Cristina Kirchner quien lo criticó por no haberlo realizado. Ni en la más profunda tragedia se deja espacio para las chicanas políticas. Esa, sin dudas, es otra de las tragedias permanentes de Argentina. El tiempo para discutir otros temas ya volverá. Más pronto que tarde. En esa agenda bonaerense impera la resolución del calendario electoral y la manera en que se votará.
Comenzará un tiempo de rosca en la legislatura donde los partidarios de Cristina Kirchner y de Sergio Massa tienen la posibilidad de clausurar o darle viabilidad a las pretensiones de Axel Kicillof. El principal punto a discernir es si el principal espacio opositor a la Libertad Avanza llega unido o dividido a los comicios de medio tiempo. Todo apunta a la unidad, aunque duela. No lograrla llevaría a una pérdida anticipada de proyectos presidenciales con miras al 2027. Pasar de ser oposición a alternativa es el gran dilema.
En fecha concurrente o separada, las elecciones bonaerenses ya están desdobladas. El argumento para votar en momentos distintos se basa, entre otros aspectos, en que hacerlo en una misma fecha sería muy engorroso para los votantes. Es decir, dos urnas, dos maneras distintas de votar – una con el sistema tradicional de listas sábanas y la otra con la boleta única de papel -. Todo muy dificultoso. De allí a querer cortar las fechas. Pero con la puja de fondo de hacer bien nítida la discusión que hay y quién se queda con la conducción de la oposición en los dos años que le restan al mandato de Javier Milei. O es Cristina o es Axel Kicillof. Es lo que ellos creen sin mirar al resto del interior del país que espera con paciencia estratégica que la pelea bonaerense decante.
Es allí donde podrían alumbrar nuevos proyectos del interior hacia la capital. ¿O acaso no piensa en ese sentido el gobernador de Santiago del Estero Gerardo Zamora?. Tan sólo para mencionar un ejemplo. Ni hablar del “cordobesismo” y sus amagues permanentes para exportar sus métodos a todo el país. Pero como la caja de resonancia está en la Provincia de Buenos Aires, las miradas no suelen posarse en intensos movimientos que ya se están dando en el interior del país.
Razones simples llevan a pensar que no habrá ruptura final entre Cristina y Axel. Aún a pesar de que el vínculo personal no volverá a ser el de antes. El gobernador ya tomó la decisión de irse de la casa y eso es lo que lo impulsa a un proyecto de emancipación. Para Cristina Kirchner sentirse desafiada es una herida compleja de asimilar. Pero esto es política. Y los intereses suelen estar por encima de los afectos.
Por eso, si priman los intereses y no los afectos o enojos personales, la unidad es la salida más lógica. Ir divididos a las elecciones a riesgo de perder ambos sería el final de cualquier proyecto para cuando se discuta, de verdad dentro de dos años y medio. Allí asoma Sergio Massa que se muestra como el garante de la unidad y lo hace saber con pintadas en el conurbano bonaerense bajo esa consigna. Las paredes llevan la firma de Sebastián Galmarini.
Pasada la apertura de sesiones en la provincia de Buenos Aires el desdoblamiento electoral asoma cómo lo más probable, lo que necesariamente no significa una ruptura de Kicillof con Cristina Kirchner. ¿Cuál sería el sentido? Alumbrar un nuevo liderazgo podría ser la respuesta. Pero si van divididos y CFK gana el Conurbano se termina el sueño presidencial. Mejor tensar para negociar. Y, hábilmente, el gobierno nacional lo exalta a Axel para envalentonarlo en una compulsa que, en esta elección, al único que favorece la división es a Javier Milei.
Dividir el tablero político es siempre un activo que buscan conquistar los oficialismos. Es cierto sí que, analizar de más las movidas políticas implica un riesgo. En la mayoría de las ocasiones los comportamientos suelen estar más vinculados con las reacciones humanas que ser el resultado de laboratorios muy sofisticados. La forma de ser del Presidente Javier Milei se enmarca en ese sentido. Pensar que todo es producto de estrategias super estudiadas y puestas en funcionamiento probablemente nos lleven al error. Casos como el “criptogate” o la pelea con Facundo Manes son los más recientes ejemplos.
Quizá habrá que acostumbrarse a que el nuevo diseño electoral alumbre frentes más heterodoxos. Peronistas y radicales, radicales con el PRO. Algo de eso se viene gestando hace tiempo donde, a la expectativa del final de la novela Cristina- Axel, un grupo de intendentes, ex intendentes, legisladores y referentes territoriales creen que hay margen para construir un espacio que tenga anclaje bonaerense aunque pueda tomar referencias en otras provincias. La lista es larga y con muchas desconfianzas de quien es quien y, sobre todo, que objetivos buscarían.
En cualquiera de los casos, la gran incógnita del año electoral es si se consolida Javier Milei con un triunfo que sorprenda por su magnitud o comienza a construirse una alternativa a la Libertad Avanza que sea algo más que oposición. Ese es el gran dilema. Ser oposición es más fácil que convertirse en alternativa. Ese campo aún está vacante. No hay tanto apuro. En definitiva, Javier Milei se terminó de convertir a finales del 2023.
Los riesgos de discutir una agenda local.
Discutir el desdoblamiento electoral será, de lograrlo, la puesta en escena de la agenda bonaerense en la campaña. El eje será muy claro: la inseguridad. Ingresar en ese terreno resbaladizo podría implicar un riesgo adicional para el oficialismo de Axel Kicillof, pero también desnudaría las pujas mismas entre los intendentes, sus propias estadísticas y la comparación ineludible con lo que sucede a nivel provincial y en los municipios.
Se abrió la temporada de sesiones ordinarias en los concejos deliberantes municipales que son inaugurados por los jefes comunales y su discursos. En la mayoría de los casos, el eje que los atravesó fue la situación del delito en sus comunas, donde cada intendente mostró cuáles han sido sus propios avances. Lo curioso es que esto se dio en aquellos municipios que apoyan al gobernador, además claro, de las comunas opositoras.
La seguridad es jurisdicción provincial. Pero desde hace muchos años, los intendentes han tomado la posta para dar respuesta a un problema creciente y cada vez más complejo. Desde la creación de la policía municipal, las guardias urbanas, el monitoreo con cámaras o la inversión en infraestructura tecnológica se han puesto al servicio para atemperar una problemática que lo único que hizo fue profundizar. Es ahí donde se observa la competencia entre los distritos. Si la inseguridad ha crecido, y hay municipios que muestran bajas en sus estadística, es porque la delincuencia se fue mudando y agrupando en determinados lugares. ¿Quien tiene la verdad? Los números suelen ser vidriosos porque están basados en denuncias comprobables como los homicidios o robos de automotores que, sí o sí, se denuncian. Pero el arrebato violento, las entraderas o incluso enfrentamientos armados con fines de robo no siempre son ingresados a los conteos oficiales.
Algunos ejemplos recientes. El intendente de San Miguel Jaime Mendez (Juntos por el Cambio) en su discurso de apertura legislativa mostró estadísticas que comparan el número de robos de automotores en su distrito en relación a la media provincial. Y también estadísticas donde la tasa de homicidios en su distrito está por debajo de la media de los departamentos judiciales de Moreno, La Matanza y San Martín. En Escobar, el Intendente Ariel Sujarchuk basó gran parte de su discurso en exaltar la inversión en seguridad y presentar la policía municipal este mismo jueves. Lo mismo han hecho intendentes como Nicolás Mantegazza en San Vicente, Ramón Lanús en San Isidro, Damian Selci en Hurlingham, Gustavo Menéndez en Merlo o Mario Ishii en José C. Paz. Solo para mencionar casos puntuales y heterodoxos por su pertenencia partidaria.
En tanto, asomó un nuevo argumento para ir a la carga del gobierno nacional y erosionar la imagen de Javier Milei quien mantiene un diferencial positivo en las encuestas que circulan en territorio bonaerense. Se trata de las críticas que se escucharon de boca de alcaldes como Mariel Fernández (Moreno) o Jorge Ferraresi (Avellaneda) sobre el destino de los fondos que se recaudan a través del consumo que paga IVA. Apuntes de una campaña que viene.
Los errores propios del gobierno nacional lo llevaron, por primera vez, a perder la centralidad y el manejo total de la agenda. Asentado en la imagen que construyó a expensas del desgaste de los “políticos tradicionales” con la baja de la inflación como eje medular de su accionar, el acuerdo con el FMI asoma crucial para sostenerse en ese andarivel que garantice el éxito electoral. Suele ser una característica habitual de la vida pública argentina que, las ineficiencias institucionales cobran relevancia cuando el bolsillo ya no responde. Existe un generalizado ánimo a que no haya un nuevo fracaso y eso invisibiliza elefantes en un bazar. Ha sido así siempre. ¿Por qué pensar que ahora cambiará?