POR ANDRÉS FIANDESIO
El adoctrinamiento “Coniano” en los últimos 83 años y medio, nos llevó a la mayor “perrización” de la historia de la humanidad.
Las ideas de la libertad han demostrado que los verdaderos villanos, los “derechos” enriquecedores de sí mismos, pueden manipular a las masas para empobrecerlas y aun así generar el PBI más alto de la historia de la humanidad.
Si tomamos la evolución de la población mundial desde la creación de la moneda, o incluso desde la primera globalización llevada a cabo en los tiempos de Moshe, hasta el año cero y 2/4, en el advenimiento del zurdaje laburante anti capitalista, o sea el nacimiento del progresismo y el humanismo, la aplicación de las ideas de la libertad en la Argentina patricia y desigual de 1860, cuando al amo, látigo en mano, generaba una millonaria producción a costo de la sangre del pueblo, nos llevaba a la mayor pobreza per cápita de la historia de la humanidad. Y si a eso le sumamos, que la ecuación variable del exponencial de los activos no tenía la regulación de los bancos centrales, entonces a la pobreza le sumamos la escasez de alimentos jamás vista nunca antes en ninguna civilización conocida de la que se tenga registro en ningún libro serio en serio.
Tenemos que volver a ganar la batalla cultural. Se apropiaron de los espacios públicos y de la cultura. La ideología bigénero está pervirtiendo a nuestros niños; quieren imponer los valores de la familia, la patria y la iglesia. Nos llevaron a la mayor decadencia degenerativa, de distorsión cognitiva sobre la verdadera naturaleza holística, con reminiscencias místicas y sagradas de un supuesto Uno, de la que jamás ha sido testigo toda la historia de la humanidad.
Los colegios y universidades no son otra cosa que antros de adoctrinamiento austríaco; escuela libertaria dentro del estudio de las ciencias económicas, que nos ha llevado al actual libre mercado imperante en el mundo entero, que es la peor catástrofe de la historia de la humanidad.
Y por último quiero alentarlos a que nos la juguemos, porque somos superiores intelectualmente; pongamos lo que hay que poner, compañeros y compañeras de lucha. Porque estamos en la batalla final, la que libramos los hombres y mujeres verdaderamente libres, sin invocaciones místicas ni sagradas. La Historia nos reconocerá como los y las guerreras más heroicas de la historia de la humanidad.